Quién lo visita por primera vez, se queda enganchado para siempre entre la magia de este lugar. Un paraíso encerrado entre murallas centenárias de sólo media docena de callejones y casas medievales envueltos por el silencio. ¡No hay nadie!
Un paraje maravilloso que os invito a conocer y que seguro se quedará en vuestros corazones.
Su historia se inicia en el s. XII, cuando el burgo fortificado de Gargonza, a 11 kilómetros de Monte San Savino, aparece en la ruta que va de Arezzo a Siena. Dante Alighieri, lo cita como lugar donde transcurrió algunos días durante su exilio. Durante el s. XV, Gargonza era conocido por sus bosques y por la manufactura de la lana.
Con el paso del tiempo, después de un largo período de decadencia, el castillo fué abandonado por sus habitantes a principios de 1900, para trasladarse a la ciudad.
En 1970, Roberto Guicciardini Corsi Salviati, se empeñó en su restauración con la intención de devolverle la vida cotidiana que antaño se había disfrutado en el lugar y no dejarlo morir en el olvido.
Casas de piedra con gruesos muros; portones y pequeñas ventanas de madera centenária; escaleras de piedra, pequeños hogares que conservan habitaciones excavadas en la roca… Un conjunto arquitectónico lleno de historia y belleza.
En la actualidad el castillo es un hotel de lujo y el burgo es visitable, pero se recomienda hacerlo en solitario o en pequeños grupos. Las visitas guiadas multitudinarias, por razones obvias, no son bien recibidas.
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